Cuando hablamos de sueño infantil nos referimos al periodo diurno o nocturno durante el cual los niños descansan, asimilan y organizan lo visto y aprendido, maduran física y psíquicamente.
El sueño cumple una función reguladora y reparadora en el organismo. Es esencial para el control de la energía y la temperatura corporal. El sueño reabastece y restaura los procesos corporales que se han dañado durante el día.
Todos los padres por primera vez, se preguntan cuántas horas deben dormir sus hijos. A continuación os comento las guías generales sobre cuántas horas en promedio los niños deben dormir en sus diferentes edades, teniendo en cuenta que todos los niños son diferentes y ese horario es orientativo.
* Recién nacidos: unas ocho horas y media en la noche y siete durante el día para completar unas 15 horas y media en total.
* En el tercer mes: deben dormir 10 horas en la noche y 5h al día para completar unas 15h en total.
* En el sexto mes: duerme once horas en la noche y un poco más de 3h durante el día para completar unas 14h en total.
* En el noveno mes: duerme unas 11h durante la noche y 3h en el día para completar 14h en total.
* En el primer año: duermen unas once horas en la noche y 2h y media durante el día para completar más de 13h.
Habéis de saber que cumplido el primer año de vida, a lo sumo 7 meses, un pequeño ha de ser capaz de dormirse solo y hacerlo de un tirón (unas 11-12h).Si no es así vuestro hijo aún no ha aprendido a dormir.
Características del insomnio infantil (por hábitos incorrectos)
* Dificultad para iniciar el sueño solo
* Múltiples despertares nocturnos
* Sueño superficial (cualquier ruido los despierta)
* Duermen menos horas de lo habitual para su edad
Teniendo en cuenta que dormir bien es algo que se aprende y que los niños aprenden de sus padres, está en vuestra mano lograr que vuestro hijo adquiera un buen hábito de sueño. ¿Cómo? enseñándole a conciliar el sueño solo, por sus propios medios y sin vuestra ayuda.
Daré un pequeño rodeo para que lo entendáis mejor, ajuste del reloj biológico
Los adultos tenemos un ritmo biológico que se repite cada 24h aproximadamente y que regula nuestro cuerpo, marcando nuestros patrones de vigilia-sueño, momentos en los que tenemos hambre…
En el caso de los recién nacidos estos ciclos se repiten cada 3-4h, es decir, en ese período el niño se despierta-le limpian-es alimentado-se duerme y así una y otra vez (el orden puede variar). Advierto que hay niños que ni siquiera cumplen ese ritmo sino que se despiertan y duermen cuando quieren, sin seguir patrón alguno.
Hacia el tercer o el cuarto mes los pequeños suelen empezar a cambiar su ritmo biológico. Progresivamente van abandonando su ciclo de 3 ó 4 horas de duración para adaptarse al de los adultos, el ritmo biológico de 24h.
Este cambio no se produce porque sí, sino porque en el cerebro humano existe un grupo de células (para que sirva de información reciben el nombre de núcleo supraquiasmático del hipotálamo) que funcionan como un reloj que ayuda a poner en hora las distintas necesidades del niño (dormir, estar despierto, comer…) de forma que se adapten al ritmo biológico de 24h (ritmo solar).
Para que este reloj entre en funcionamiento y lo haga correctamente necesita unos estímulos externos:
* La distinción entre luz-oscuridad/ ruido-silencio: cuando al niño lo metemos en la cuna por la noche es lógico que esté a oscuras y no se oiga tanto ruido como de día. Lo normal es que durante la jornada lo dejemos dormir con algo de luz solar y no hagamos nada por evitar los ruidos. Todo ello le ayuda a reconocer las diferencias y distinguir entre vigilia y sueño, algo que es fundamental para que su reloj haga el cambio a un ritmo biológico de 24h con un período largo de sueño nocturno.
* El horario de comidas: desde que nace el niño asocia comida y sueño. A medida que transcurren las semanas pasa de alimentarse 6 veces al día a hacerlo 5 ó 4 veces( disminuyendo períodos de sueño diurno) siendo la toma nocturna la de más peso para que pueda dormir más horas seguidas
* Hábitos del sueño: para que el reloj funcione correctamente aún falta algo, el hábito del sueño, es decir, que el pequeño aprenda a conciliar el sueño por sí solo, sin la ayuda de nadie.
En este apartado de aprendizaje es muy importante la actitud de los padres, le demos transmitir nuestra seguridad y tranquilidad, con una actitud positiva de enseñar y tener en cuenta lo importante de tener una conducta repetitiva. Por otro lado, la necesidad de unos elementos externos que nos faciliten este proceso de crear el hábito del sueño: cuna, osito/peluche, chupete…que se asociarán al acto de dormir y no se retirarán.
Imaginad que dormimos a Juanito meciéndole en brazos. ¿Qué elemento externo asociará a su sueño? Ese vaivén, elemento que en el momento en que dejemos de mecerle habremos “retirado”. ¿Qué ocurrirá cuando se despierte en medio de la noche? Reclamará aquello que asocia con su sueño para poder volver a dormirse, necesitará que lo acunen para conciliar el sueño... y eso requiere un papá o una mamá dispuesto a hacerlo.
Debemos evitar, por lo tanto: cantarle, mecerlo en la cuna o en brazos, pasearlo en cochecito, darle un biberón o agua, darle palmaditas o acariciarlo.
Qué es lo que tenemos que hacer para que consiga dormirse solo, crear el hábito del sueño:
* Los padres han de mostrarse tranquilos y seguros de lo que hacen y siempre hacer lo mismo (misma hora de ir a dormir y lugar)
* El niño ha de asociar el sueño con una serie de elementos externos que permanezcan a su lado durante toda la noche: cuna, osito, chupete…
* Los papás han de salir de la habitación antes de que el niño se duerma
* Si el niño llora, los padres deben entrar con pequeños intervalos de tiempo para darle confianza (no acudir inmediatamente en cuanto llore, un minuto o dos, ir con calma) sin hacer nada para que se duerma o calle (se le puede ofrecer chupete si se le ha caído o colocarle el osito), hasta que el niño concilie el sueño solo.
http://www.crianzanatural.com/art/art78.html http://www.guiainfantil.com/sueno/indice.htm
